Origen

GRUPO DE ENFERMOS MISIONEROS

"LOS QUE ESPERAN EN JESUS"

Este grupo tuvo origen en el año 1970 en la Parroquia

San Cayetano, con la asesoría del Rvdo Padre

Hernando Barrientos Cadavid, y con el acompañamiento de los Padres

Jesus Saldarriaga, Jose J. Londoño y J. Emilio Lema

Posteriormente se extendió a las Parroquias vecinas

San Isidro, San Nicolás (San Agustín) y San Esteban.

Por cambio de residencia para el Barrio Acacias Sur

Campoamor en Abril de 1.977, y contando con la

colaboración del Padre Oscar Jaramillo y luego con

la colaboración del Padre Luis Eduardo Garcia Ciro,

el Grupo continuo su misión desde La Parroquia Jesús

Obrero donde se ejercian como Parrocos.

Adhiriéndolo a las Parroquias de La Fe y de Cristo

Rey. Por último se consolidó en la Parroquia de San

Gabriel de La Dolorosa con la aceptación y

acompañamiento del Padre Jorge Mario Acosta G., su Párroco.

Posteriormente se extendió a las Parroquias vecinas.

Tuvo conocimiento de éste Grupo los sres Obispos:

Tulio Botero Salazar, Alfonso Lopez Trujillo,

Hector Rueda Hdez. y Carlos Prada Sanmiguel.

Hasta el presente cuenta con miembros, entre enfermos, ancianos e inválidos, en el área del Valle  del Aburrá, algunos municipios antioqueños.  E igualmente a través de las redes sociales se ha extendido a nivel Nacional e Internacional.Ya que cuenta con miembros de varios paises. Nuestro compromiso es la oración diaria por cada  uno de los miembros, por su salud y bienestar. Y habrá visita pastoral y Sagrada Comunión para los miembros del Area metropolitana.  El compromiso por parte del los miembros del Grupo es el ofrecimiento de su enfermedad, dolor o   sufrimiento por las vocaciones, santificación de las  personas consagradas, la conversión de los pecadores, por las Misiones y los Misioneros. A través de Jornadas de Oración, de Reflexión  en tiempos fuertes y Celebraciones de la Palabra. No hay por parte de los miembros inscritos, ninguna clase de contribución.  Con esta asistencia fraterna el enfermo o convaleciente comprenderá que no está solo, que  Dios lo ama, y que el sufrimiento se convierte en signo de salvación.